José

Sí, estos días deberíamos tener más en presente la figura de José, el padre de Jesús, ese hombre con un discreto papel y que pronto deja de aparecer en los textos que hemos recibido, pero que sin su fidelidad y fortaleza nada hubiera sido posible.

José pudo dejar a María en una de las peores situaciones en que podía encontrarse una mujer en su epoca, embarazada y sin pareja, nada bueno cabía esperar de haber sido esa la actuación de José, sí lo pensó pero escuchó las señales y siguió lo que creía debía hacer, y siguió adelante con sus planes con María.

Fue José quien acompañó a María en su largo camino hacia Belén para que allí naciera su hijo, el que debía protegerla mientras dormía agotada aquella noche del 24, para salir poco despues huyendo hacia egipto, ... fue José el que también guardó en su corazón todo lo que sucedía.

Fue José el que enseñó a Jesús su oficio, y la delicadeza de tratar materiales para hacer de ellos cosas útiles para todos, con José Jesús debió comprender la importancia de saber tratar a toda persona, para salir de determinadas situaciones con respuestas que nos dejan aún hoy sin palabras.

José sufrió también por ver lo que a su hijo le deparaba el mundo... sin embargo, nosotros no siempre le dedicamos un tiempo que nos lleve a agradecer su parte en esta historia que, de nuevo, celebramos estos días.

Feliz Navidad

Cuando llegan estas fechas y uno ha abierto las cajas, bajado los recuerdos, revisado armarios... y una vez superado todo lo que hacer esto nos remueve, inicia el bello proceso de decorar la casa para las fiestas, árbol, bolas, estrella, cintas... todo lo necesario para dar vida al rincón dedicado a la navidad.

Sin embargo, hay un espacio reservado para aquello que es imprescindible en nuestras casas estos días, sí, para el pesebre con el estilo que sea, con más o menos figuras, con más complicación o menos, pero en el que no faltará un portal para que el buey pueda reposar y alimentarse y donde tendrá lugar un acontemiento que cambió el rumbo de la historia del mundo y aún hoy lo hace cada diciembre.

Hacer el pesebre es un ejercicio de creatividad, de decoración... pero es sobretodo un ejercicio de crecimiento espiritual, de contemplación, de oración, ... 

Al realizar le pesebre tenemos la oportunidad de situarnos en el lugar de cada uno de los personajes que participan, desde José y María, Jesús, los pastores, los ángeles, ... la estrella, .... el buey ... así podemos intentar ir desgranando un misterio del que tanto se ha escrito y aún nos sorprende año tras año.

Dediquemos un tiempo a contemplar el pesebre que tengamos cerca y así podemos sentirnos acogidos por su grandeza durante un rato.

FELIZ NAVIDAD

Fiat hoy

Hoy, 8 de Diciembre, celebramos un día muy significativo, un día que no lleva a poner la mirada en aquella mujer que posibilitó la vida de Jesús y, posibilitó que, aún hoy, intentemos seguir su modelo de vida. Hoy ponemos la atención en María.

María, aquella mujer que, más allá de las dificultades, un día dio su Sí total a un plan que, en principio, no se podía entender, la lógica de Dios siempre va por otro lado. Ella aceptó, sin pensarlo demasiado, consciente de que no sería fácil pero tampoco debió pensar que fuera tan duro como fueron los años al lado de su hijo.

Imagino a María capaz de afrontar lo que venía porque había preparado con dedicación su persona para la vida que sentía debía fructificar en su ser: su propia vida. Sí, María cultivó el silencio en presencia de Dios para llegar a ser una persona consciente de cuál era su misión principal sino, ¿cómo podía dar aquel Fiat que cambiaría su vida y la historia?

María es nuestro modelo: acogedora, que sabe escuchar, asume los retos que el mundo plantea y se adelanta a los que vendrán, una persona sin miedo de estar al lado de aquellos que sufren, de aquellos que necesitan consuelo, ... al lado de los desheredados del mundo, cuando ya no hay nadie, ante el silencio de Dios.

María, modelo de persona que vive en el mundo de hoy y ofrece nuevas alternativas desde la voluntad de transformar el mundo en un lugar más humano para todos y todas, en el cual cada persona pueda desarrollarse en plenitud allí donde sea.

María supo alabar la grandeza de Dios Padre, velar por las necesidades de su hijo desde bebé hasta el último momento, cuidando cada detalle, sosteniendo el grupo y el mensaje cuando El ya no estaba, cuando los discípulos habían perdido al maestro.

María nos ha de acompañar a recuperar la capacidad de cuidar, proteger, escuchar, consolar, con ternura,... que sostienen el dolor y lo transforman en posibilidad de crecimiento y de vida, para ser personas capaces de vivir su Fiat hoy.