Pinceladas Esther

Pinceladas Esther
La riqueza de cada casa está en la capacidad de sus habitantes y de dejarnos sorprender por la vida, cada situación requiere esfuerzo. Abrir cajar y armarios siempre remueve la historia compartida y prepara para lo que está por llegar.

domingo, 19 de noviembre de 2017


 ¿En que me detengo?


Si el amor que me tenéis, 
Dios mío, es como el que os tengo,
decidme: ¿en qué me detengo?
o Vos, ¿en qué os detenéis?


Este trozo del poema "Coloquio amoroso" de Teresa de Jesús siempre me hace pensar en las veces en que dejamos de VIVIR, de lanzarnos hacia aquello que nos atrae, nos llama,... seguramente hacía aquello que nos llevaría a vivir plenamente y en muchos casos simplemente a Vivir.

¿En qué me detengo? ¿Qué es aquello que nos detiene? quizás sería la pregunta a hacernos en muchos momentos, para saber lo que nos impide Vivir esta vida plenamente, lo que nos llevaría a ser nosotros mismos.

Son en momentos en que uno siente que no sabe el camino a escoger, porque ya lo ha vivido, ya ha podido saborear esa plenitud y no sabe en qué ha errado o qué ha sucedido, en que ha de cambiar para volver a sentir esa sensación de tocar el cielo en lo cotidiano.

Esta noche la he vuelto a oír de manos de AIRUN y he recordado aquella primera vez que la oí y me impactó también fue con ellos, y si como Teresa nos adentramos en nosotros para autoconocernos y buscar el tesoro que tenemos dentro estas palabras serán las que brotarán de nuestro corazón:

Un alma en Dios escondida
¿qué tiene que desear
sino amar y más amar,
y en amor toda encendida
tornarle de nuevo a amar?







miércoles, 1 de noviembre de 2017


Construir ermitas en el mundo



¡Cuánta determinación muestran algunas personas!

Ya de bien jóvenes conscientes de la importancia de algunas cosas pero sobretodo de los beneficios que algunas actitudes y comportamientos pueden suponerles.

Así sabía Teresa de Cepeda y Ahumada que era de importante tener unos ratos de soledad y silencio, de estar con uno mismo, de entrar en si misma para conocerse. Y para ello intentaba construir sus propias ermitas, con su hermano que siempre le seguía las ideas.

Sería bueno que nosotros pudiéramos construir nuestra propia ermita, el lugar donde estar con nosotros mismos y allí encontrarnos con lo mejor que somos y así trascender de ello para transformarnos en la mejor versión de cada uno.

"De que vi que era imposible ir a donde me matasen por Dios, ordenábamos ser ermitaños; y en una huerta que había en casa procurábamos, como podíamos, hacer ermitas, poniendo unas piedrecillas que luego se nos caían..." stj V 1, 5

No necesitamos piedrecillas, con sólo cerrar la puerta de nuestra habitación, y intención de hacerlo, podemos tener nuestra pequeña ermita, donde estar y crecer.

¡Cuánta falta nos hacen estos espacios de soledad y silencio que nos permiten ser en autenticidad y vivir en ella!