Pinceladas Esther

Pinceladas Esther
La riqueza de cada casa está en la capacidad de sus habitantes y de dejarnos sorprender por la vida, cada situación requiere esfuerzo. Abrir cajar y armarios siempre remueve la historia compartida y prepara para lo que está por llegar.

jueves, 4 de abril de 2019

Y LLEGÓ UNO MÁS...






De nuevo 3 de abril, curiosamente, cada año me parece más corto, cada vez siento que el tiempo corre y corre más, pero sorprendentemente la vida transcurre con toda su riqueza y diversidad a cada instante.


Con el tiempo una también percibe la necesidad de vivir cada instante, cada encuentro, cada situación con la intensidad y dedicación que merece, que es, ni más ni menos, que toda.

Vivir es, sin duda, el mejor regalo que vamos a recibir jamás.


Y sólo vamos a tener una vida, mejor aprovecharla de la mejor forma posible, y siento que, ésta es aún más que nunca, vivir intensamente, dar en cada momento lo mejor de uno, ... pero sobre todo estar disponible y generosamente entregada a ser una misma, comporte lo que comporte vivir ese Ser.

En estos 52 años, siento profundo agradecimiento en primer lugar a mis padres que me dieron la vida, y con ello todo lo que eran cada uno, lo que fueron y lo que compartimos, me educaron de la mejor forma posible siendo siempre fieles a lo que eran y vivían.

Mi hermana, tan distinta a mí, y siempre tan ocupada en cuidar y velar por los más débiles, incluso de mí, siempre que me he sentido flaquear, ella ha estado atenta, y con sus detalles aliviado el dolor.

Tantas y tantas personas que han pasado por mi camino, unos, más tiempo otros, menos, pero cada uno dejando huella en mi caminar, en mi ser más profundo.

Y mi plena confianza en que hay algo que me sostiene y orienta en el caminar cotidiano más allá de las situaciones concretas que no siempre son como una espera. 

Soy fruto de todo lo vivido y, de alguna manera, también de todas las personas que en algún momento habéis pasado por mi vida.

No puedo decir que todo haya sido como lo hubiera querido o esperado, sin embargo, aprender he aprendido, y en la mayoría de las circunstancias he salido reforzada en mis valores y convicciones.

Hoy, cumplo 52 años, lejos de sentirme en esa edad, siento que queda mucho por crecer, por aprender, por construir, ... y sobretodo, queda mucho por dar, por entregar, por transformar.

Pido levantarme cada mañana con la intención de ver algún pequeño milagro, porque sé que los hay y los he visto, y no quiero perderme ninguno, así que estaré muy atenta.

Gracias por formar parte de mi vida.