JUEVES SANTO: "Haced lo que yo he hecho"
No es difícil imaginar como aquella tarde, justo antes de la cena Pascual, todos irían terminando sus trabajos cuanto antes para prepararse y llegar a tiempo a la cita con los amigos y con Jesús.
Sí, como cuando tenemos una celebración importante con personas con las que compartimos mucho y son esenciales en nuestra vida, con aquellos con los que nos unen lazos fuertes, vínculos de vida.
Aquella tarde todos tenían ganas de reunirse y de estar con Jesús, llevaban unos días difíciles desde la llegada a Jerusalén no se han visto y hoy les apetece compartir la cena y poder hablar con calma, relajarse y disfrutar.
De repente, Jesús toma una jofaina, una jarra de agua y una toalla, y les indica para que se acerquen a él que les lavará los pies, para quitarles el polvo acumulado durante la jornada, sí, Jesús hará el trabajo de un siervo.
Él que les trata con suma delicadeza y respeto, él que es el Maestro para todos ellos, pretende lavarles los pies. Con muchas dificultades se van acercando y consigue hacerlo.
Este gesto que no sólo sorprende a los allí presentes sino que cada jueves santo cuando lo recordamos, nos emociona, me ha hecho reflexionar en varias cosas:
Primero, la humildad y grandeza de Jesús al escoger un gesto tan significativo, lavar los pies de sus amigos, la noche de pascua, la última noche que estaría con ellos, aunque nadie fuera consciente de ello.
Segundo, lavar los pies para quitar el polvo acumulado durante la jornada como signo de descansar sin ese pesar y amanecer con total novedad, con un corazón nuevo cada día.
Y hacerlo con el cuido, la delicadeza y el cariño que él puso en cada uno en aquel momento.
Tercero, Jesús les dice que ese gesto que él acaba de hacer han de repetirlo ellos, como tantos otros, “os he dado ejemplo para que lo hagáis unos a otros” cuidarnos unos a otros a la manera de Jesús.
Aquella noche, más allá de todo lo vivido anteriormente, en el lavatorio Jesús nos ofrece la posibilidad de vivir como él a cada uno de nosotros será poco después que, durante la cena, reiterará “amaos los unos a los otros como yo os he amado”.
Quizás deberíamos intentar renovarnos cada día, “lavarnos los pies” antes de ir a descansar para vivir cada día con toda su novedad y con un corazón dispuesto a amar y servir de manera incondicional.
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