Soledad y silencio: sí total
Del relato
de la Anunciación siempre destacamos el Sí de María, su disponibilidad
incondicional ante la voluntad de Dios, gracias a la cual la venida de Jesús
pudo ser como fue. Sí, ese Sí total de María a Dios.
Ese Sí de
María pudo ser ante todo porque María ya había dado un Sí total a Dios con
anterioridad, un sí que le llevaba a vivir en continua presencia de Dios. El
ángel pudo llegar a María y ella pudo reconocerle porque estaba acostumbrada a
una relación directa con Dios Padre.
Sí, María
tenía una relación cercana y profunda con Dios Padre, ella reservaba sus
espacios de soledad y silencio para mantener esta relación con Él, esos
espacios en los que solos uno junto al otro se dan las verdaderas
conversaciones en las que se relee la vida y se conocen las voluntades de forma
que de dos se puede lleagar a hacer una.
Si, María en
su cartuja diaria ya se había acostumbrado al lenguaje de Dios Padre, por eso
puedo reconocer el lenguaje del ángel y responder con absoluta libertad aquel
sí que tanto nos admira.
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