LA OPORTUNIDAD DE UN PEQUEÑO GESTO
Normalmente encuentro muchos más
inconvenientes que beneficios en el hecho de viajar en transporte público pero
como lo hago cada día y varias veces he de reconocer que una de las ventajas de
hacerlo en una ciudad como Barcelona es que uno puede ver escenas que lo pueden
transportar en un momento a otro lugar o bien cambiarle el humor que tenía ese
día.
Esta tarde ha sido una de esas
ocasiones en que he presenciado una escena que me ha hecho sonreír y
seguramente, desechar el sentimiento de negatividad que hoy se había instalado
en mí desde primera hora de la mañana o mejor dicho desde la tarde anterior.
Era la hora de salida de los colegios
y en la zona a la que me dirigía hay unos cuantos, caminaba detrás de dos niños
pequeños, no creo que tuvieran más de siete años, andaban por el andén uno al
lado del otro, como dos señores, de repente hemos oído una voz detrás nuestro: «David,
apártate de la vía», él lo ha hecho, pero lo que me ha gustado observar ha sido
que el niño que caminaba a su lado, de manera instintiva lo ha agarrado de la
mano para protegerlo de una forma muy entrañable.
La escena me ha hecho sonreír y pensar
en la suerte que había tenido de presenciarla justo en ese momento y en ese día.
Esta mañana poco después de la diez,
hemos sabido que en un instituto de Barcelona un niño ha atacado a unos
profesores, uno de los cuales ha muerto como consecuencia del ataque, otros han
resultado heridos, además de la consternación que la situación ha provocado no
sólo en el entorno cercano sino en toda la sociedad y el dolor en la escuela,
el barrio, en los compañeros, familia…
Al oír la noticia uno no puede más que
callar, porque no puede encontrar respuestas si es que las hay, callar y sentir
una profunda tristeza, a la que no puede poner nombre. En principio, uno tiende
a pensar que no puede ser, que falta algún dato, pero el día va avanzando y se
comprueba que los hechos han sido reales, que ha habido una muerte, varias
personas heridas y mucho dolor.
Si además uno se fue a dormir la noche
anterior con otra noticia de las que últimamente vamos oyendo con demasiada
frecuencia sobre los naufragios en el Mediterráneo, el domingo 19 de abril
supimos que un nuevo barco había naufragado en su viaje desde la costa de Libia
hacia Italia, en él viajaban más de setecientas personas que buscando una vida
mejor se encontraron con un viaje sin vuelta ni destino.
Ante todo esto uno queda consternado,
afectado por tanto dolor a su alrededor, un dolor que no tiene ningún sentido
ni razón, por eso cuando tiene la suerte de presenciar una escena en la que los
protagonistas se cuidan con ternura de una forma tan espontánea y natural,
puede recuperar la confian za en que un mundo mejor es posible y es necesario
agradecerlo y compartirlo.
(articulo de Esther Borrego Publicado
en www.ambitomariacorral.org)